…aquella descendiente directa de Moctezuma conocía bien cuál era mi destino esa noche. El coche arrancó y la inercia me tumbó sobre el asiento. Un sopor de siglos se me venía encima, mis ojos se cerraban mientras todo el santoral que adornaba aquel salpicadero me observaba desde sus relicarios. Y entre las estampitas del techo, una de la Santa Muerte me guiñó un ojo un instante antes de que el telón del sueño cayese. Es lo último que recuerdo.
(Fragmento de “La noche del Jäger” de mi libro de relatos “Yo pude ser Letizia”. Ya a la venta aquí:https://goo.gl/SxZv5m)