MADRES DE KALANDIA *
No hubo un minuto para las despedidas,
no pude esconderos, regresaros a mi vientre de nuevo.
Entró de madrugada la estrella de David y derrumbó el portón
y me robó los hijos de mi regazo a punta de metralleta
y de las sábanas ateridas a mi marido enfermo.
Me quedo sola en los escombros de la noche
y entierran a paladas mi corazón.
La luna es mi pañuelo entre las púas,
sangre escarchada los puños que me muerdo.
Al día siguiente me enteré que a Tarek, el hijo de mi hermana,
le dispararon a quemarropa en el campo de refugiados,
a cuatro metros, mientras comía un pastel.
* Campo de refugiados entre Ramalah y Jerusalén.
(del libro Insomnio de Ramalah -poemas palestinos-, Ed.Eclipsados,2005)
La foto es de mi buen amigo Angel Trotter
Bravo Ángel, gracias por compartirlo, es muy hermoso, real y triste al mismo tiempo. Un abrazo