“De qué me sirve tener vida si no sé quién soy”. No es de Saramago ni de Wittgenstein sino de la sonrisa de 124 centímetros que me pregunta cada mañana cuando llego de la Puerta del Sol: Qué Ángel, ¿cómo va la revolución? Podría estar en cualquier pared de la acampada junto a esta de Ghandi que colgaba ayer debajo de la velada poética: “Vivir sencillamente para que los demás puedan sencillamente vivir”.
foto: Eva R. Picazo. Velada poética en Puerta del Sol