La frase no debe de ser mía aunque una amiga jura que sí: Las personas valemos lo que somos capaces de regalar.
Hemos cantado en cientos de conciertos de solidaridad (¡y lo que te rondaré!) pero el del martes – te lo dije Fernando- es de los que puedes masticar en la memoria como un chicle que no pierde sabor. Para mí fue una gozada compartir escenario, camerino y sala con gente de calidad humana y artística con mayúsculas. Es tiempo de generosidad y de salir a la calle sin paracaídas; por eso no es extraño que, -en tiempos de crisis cuando la gente no mueve el culo del sofá,- el martes, Galileo se pareciese a uno de esos conciertos que hemos dado en el 27 de febrero o Smara. Al final ganaremos -¡nos estamos ganando una jaima o casita de adobe frente al Atlántico!- y acabaremos juntos bañándonos en pelotas en las playas de El Aaiun bajo la Vía Láctea.
Besazos
bueno, algunas lo haremos en tetas, jeje… besos¡
No pude ir pero me dijeron que el baturro power (Carmen París y tú) brilló por su simpatía y talento.Saludos.
Para darnos envidia a los que no pudimos estar en cuerpo, que en alma si. ¡Besos!
Algún día -espero que más pronto que tarde- podremos charlar sobre poesía y otras cosas insignificantes, mirando al océano desde un Sáhara libre y saharaui ;-)